Llega un momento en mi mente donde se acaban las palabras.
Acabo frente al mismísimo abismo donde
se suicidan mis pensamientos y nunca más regresan.
No encuentran oídos a los cuales llegar,
no encuentran un lápiz por el cual caminar,
ni una lágrima que los lleve a pasear por el rostro insensible.
Les puedo ver lanzandose al vacío, frío,
oscuro e incalculable que termina siendo mi cabeza.
Se las lleva el viento.
No quedan más palabras.
Por un momento quisiera anudar
mis pensamientos y emociones en palabras,
y crear lo que todos esperan de mí:
Una respuesta.