viernes, noviembre 28, 2008

"Es una flor bonita, muy espigada..." decia el hombre, en lo alto, mirandola, indefensa, única en su jardín, solitaria e incomparable. Mirandola en su ingravidez amarilla y brillante.
"Y el aroma... Oh el aroma... Es perfecta para usarla de centro de mesa esta noche."
Y la flor se alegró, acomodó cada uno de sus pétalos de forma que quedaran en angulos perfectos desde todas las direcciones. El centro parecía mas oscuro, de modo que sus amarillos encantos fuesen mas brillantes del resto de flores lejanas a ella. Botó las hojas viejas y marchitas, reverdeció unas cuantas que iban decayendo, y brotó los retoños mas hermosos que tenía en su interior. Peinó sus finos pelitos de girasol, para que se hicieran mas tersos al tacto curioso. Entonces, alzó su cabeza, y miró suave pero firmemente al hombre, alto alto, poderoso, fuerte, e inteligente. Y miró. Esperó. Se mantuvo hermosa. Hasta que fué cortada de sus raíces, de su mundo, perfecto, único, solitario, pero hermoso.

Y la llevó por fin a su apartamento. A su jarrón en donde solo cabia ella, aún única y altiva, con agua refrescante, esa que necesitaba con urgencia. Y ahí se sintió especial. Y fué feliz.

Por un tiempo.

Luego otro hombre, amigo del primero, se la llevó pues queria usarla como modelo de pintura.
Y ella, recolectando todas las energias que le quedaban, se renovó una vez mas. Muy resistente el girasol. Salió a su madre. Y ya en el estudio de pintura, se irguió en toda su altura, y siguió muy quietecita, como si hubiese nacido para que se le estudiara a fondo, para pintarla. Para escribirle. Pues tambien le escribia poemas bellisimos a la flor. Hermosisimos, los que siempre quiso, los que nunca le habian escrito jamas, los que le hacian seguir renovandose una y otra vez.

Hasta que un día el pintor/poeta se fué. Dijo algo de un sitio mágico llamado Holanda, donde crecia todo verde y habian rosas por doquier... Esas cosas rojas que se hacen llamar flores. El dijo que regresaría. El dijo que nunca iba a pintar a otra flor, que no fuese un girasol, que no fuese ella.

Y ella quedó ahí, esperando, altiva, erguida, con la cabeza siempre mirando el cielo, pues sus pétalos imitaban el color del sol, y su centro solo miraba el azul del cielo. Continuó ahi peinando sus pelitos de girasol, siempre reverdeciendo sus hojas, siempre necesitando agua. Siempre queriendo hacer eso para lo que habia nacido... Ser amada. Siempre reordenando sus petalos para ser observados desde todos los angulos posibles.

Ella siempre fue tan fuerte como su madre. Y tan triste como su padre.
Nunca habia necesitado tanto su agua, su amor. Nunca habia sido tan triste, tan fuerte, tan vacía de agua, de amor.


viernes, noviembre 21, 2008

No he visto blue mas azúl.. Que cuando miras tú.

Tienes la culpa de este bolero.


domingo, noviembre 09, 2008

Ni soy crédula ni soy inocente.
No me miren con los ojos de pena por esperarlo.
No quieras consolarme jamás.
No lo necesito.

No quiero tu ayuda para superarlo,
no quiero hacerlo.

No interrumpas mis silencios ni mis lágrimas,
son de él.

Pero no menciones su nombre.
Si existe... No menciones nunca su nombre.

Me rompo en pedacitos si lo haces.
No uses su perfume,
no me mires de esa forma.
No me abraces, no me beses así... No me beses nunca.
No hables... No hables, por favor no lo hagas. 

No intentes cambiarme la melancolía. Dejame mirar el vacío en silencio... Así su imagen no se desvanecerá cuando tu voz resuene en el espacio. Déjame tumbarme en el suelo... Tal como lo hice aquel primer día sin el. Solo para ver el azul de sus ojos a travez del cielo.

No cuestiones mi espera... No cuestiones su lejanía.
No dudes del lazo. No creas que la distancia matará los sueños........ No descalifiques la distancia.

Solo dejame esperarlo en silencio, contemplando su silueta en el vacío.