domingo, octubre 26, 2008

fuerza gravitacional propia


Cuando hablo de peso, es la capacidad de sumergirme, de hundirme en mis propios pensamientos y problemas. De enfrentar la realidad, y asumir su peso en mi espalda, llevando la maleta que me toca. Yo la dejé de un lado. Yo dedidí no pesar. Decidí no pesar pues es más fácil así. Pensé que siendo tan liviana como una pluma, tan leve como el aire, viviría mejor mi tiempo de realidades. Pensé que mi tiempo correría. Y sucede! El tiempo corre, todo es más fácil. No me deprimo. No me caigo, no cargo ese pesar.
Vuelo. Vivo. Sonrío. Pero yo no conté con extrañar el pesar. No conté con este sin sentido, casi insoportable. Ni con la ausencia de sentimientos. No conté con el vacío de una vida leve. Ahora no consigo salir de ella. No consigo llenar el vacío. ¿Con qué? No siento nada. Soy silencios ausentes de gravedad en el pozo infinitésimo de mi ser. Yo quiero vivir, sentir el dolor renovado de alguien que debe "morir" solo. Yo quiero sufrir. Yo no quiero sonreir porque vuelo. Yo quiero reir a carcajadas por la risa terrenal de otro. Yo quiero mirar, y querer. Tengo personas a las cuales querer, mas no me tengo a mí para ello. Soy la copia mala y superficial de la fachada de mi yo anterior. Soy solo cara, sonrisa y palabras.
No soy ser. No soy risa. No soy sentimiento. Porque no me tengo a .


miércoles, octubre 08, 2008

Un último mas


He estado muy perdida, lo se. Creo que incluso estos tiempos harán cambiar mi forma de escribir, mi frecuencia... Si esto fuese por servidor pago creo que dejaría de pagarlo, porque no valdría la pena. Estoy considerando el cierre de mi blog después de varios años, ya ni recuerdo cuantos. El cierre prematuro que me está atormentando, pues nunca llegué a los 100 posts, una meta personal. Ya ni se. Y he estado así este ultimo mes, desde que escribí la carta. Esa era una carta para mí, para tí, para ustedes, para los demás. Y al final, creo que no fué sino un patético intento de decir que ya ni escribir puedo. No he podido volver a escribir de ninguna forma desde la carta. Así que para que molestarme en pasarme por aquí... Para torturarme a mí misma, decirme "¡tienes que escribir de nuevo! ¡tienes que mostrarle a él que sigues interesada!"...
Lo peor de todo, es que esas auto-torturas tienen toda la razon de ser, pues son sentimientos ciertos, muy ciertos, que existen, que aún laten con la misma intensidad. El problema llega cuando no soy capaz de expresarlos escribiendolos, y ahí me torturo.


En fin. Lo que haré por los momentos es escribir algo que tengo guardado. Nada muy importante, viendo el estado en el que estoy. Un poco irónica, teniendo en cuenta todo lo que acabo de escribir antes, pero no por lo irónicos dejan de ser ciertos los sentimientos aqui expresados... Quisiera tener algo mejor para mostrarles. Pronto regreso.




Y yo te seguiré escribiendo cartas interminables,
que probablemente no lleguen a ti,
no por falta de interés.
Seguiré persistiendo hasta el cansancio,
y no te dejaré de repetir lo que siento.
Correré en la ruta sin fin de nuestro amor,
hasta llegar a ti.
O hasta caer vencida por las heridas en los pies.
Que el roce con el suelo caliente o frío queme mis pies,
pero yo por ti no dejaré de correr. 
Mis piernas y mi corazón son fuertes. 
Resistirán todo el trecho, 
y me guiarán hasta ti.
Y si debo descansar, lo haré.
Pero es un camino solitario,
y tampoco me gustaría ser consolada.
Ni en ese descanso, ni en ningún otro.
Correré el camino largo y desconocido,
con miedo a los lobos.
Con miedo a las bifurcaciones que me lleven a otras metras.
Pero lo correré por ti.
Y sentiré mi sudor empapando 
mi frente y mi pecho y mi cuerpo, 
y pensaré en ti.
Correré ese camino de espera.
Correré hasta el final,
con los pies descalzos heridos,
bañada en agua pegostosa salada,
y el corazón a punto de estallar.
Y ahí, ahí te encontraré de nuevo.
Ahí sanaré a tu lado, y tu al mío.
Ahí compartiremos nuestros sudores.
Ahí nuestros corazones tendrán paz.
Y no desesperarán mas.











A veces me gustaría ser menos idealista en esta etapa.
Menos soñadora.
Mas realista.
¿Estaré cayendome por mi propio barranco soñador?
Lo asumo entonces.
Lo asumo y soy responsable por el. 
Porque mis sentimientos no dejan de drenar al ver el cielo azul.